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TALENTO

by Paco Palafox


TALENTO, SUERTE Y PERSEVERANCIA
paco palafox
1998


Alguna vez, platicando con un buen amigo que tenía llegábamos a algunas conclusiones personales acerca precisamente de los talentos y habilidades, decíamos que en la vida hay diferentes tres tipos de personas, las que tiene talento, las que tienen suerte y las que tienen perseverancia.

Las que tienen talento lo van desarrollando a medida de sus posibilidades o muchas veces quedan “oxidadas” o guardadas en algún rincón sin desarrollarlo. Las que tienen suerte, a veces sin esforzarse les llega de repente todo lo que las puede hacer felices, como le decía, les “cae el pan nuestro de cada día con mantequilla y mermelada”. Pero es difícil encontrarlas y cuando encontramos una de ellas, como que sentimos un no se que dentro de nuestro estomago ¿verdad?, además de que así como llegan las cosas de fácil, así mismo de fácil se van.

Las que tienen perseverancia, son aquellas que tal vez aun no han encontrado ese talento depositado en ellos, pero siguen y siguen sin desmayar trabajando por lograr su objetivo hasta que por fin un día, después de mucho o raras veces poco tiempo.

Pero cuando existe una combinación entre un talento y la perseverancia, puedes llegar a lograr cosas extraordinarias, alcanzar tus sueños.
Luis es tenia una habilidad muy grande para dibujar, era un talento especial que yo admiraba, me impresionaba la facilidad que tenia para hacer trazos tan perfectos y sus ideas eran muy buenas, pero pasó el tiempo y lo fue dejando a un lado, se dedicó a estudiar otra cosa totalmente distinta a las habilidades que tenía y hoy es simplemente uno más que trabaja en algo que cualquier otra persona sin un talento especial podría trabajar, y no lo digo así por subestimarlo, sino que estoy convencido que si él hubiera desarrollado su habilidad, hoy estaría mucho más contento de lo que está en ese trabajo actual. Es una persona con talento, pero sin sueños.

Raúl era un niño con cara muy seria y cabello crespo y despeinado, tendría unos ocho años cuando llegaba a las reuniones de la iglesia con una trompeta desafinada que su mamá le había comprado no sé en donde, pero que él la tocaba con un sentimiento inigualable, comparado solamente con la estridencia de su sonido y la molestia que causaba a todos los presentes en esas reuniones, Raúl se sentía orgulloso de como tocaba la trompeta, quería ser parte de la alabanza y tocar en un concierto, sus padres sin desalentarlo al ver que no tenia esa habilidad musical, lo apoyaron cuando decidió entrar a tomar clases de trompeta, aun recuerdo que en ocasiones los padres llegaban por equivocación a la iglesia con algodones en los oídos porque su hijo estaba “ensayando”.


Hace unos meses en una iglesia muy grande al escuchar la trompeta me llamó la atención ver el cabello crespo del músico, era Raúl, de unos 20 años de edad y con una trompeta afinada, me dio gusto reconocerlo y más gusto me dio que se acordara de mi, me platicó que toca en la orquesta sinfónica de su localidad, él es un ejemplo de perseverancia, de alguien que parecía que no tenía talento, pero si mucha decisión y sueños.


La diferencia más grande entre la gente que alcanza el éxito y los que no, no está en el talento, sino en la persistencia, mucha gente brillante se da por vencida fácilmente al primer intento o peor aun, se dan por vencidos sin intentarlo.


Así como los deportes, mientras más practicas, te vuelves más hábil en diferentes áreas, si estudias cinco minutos diarios y la próxima semana siete minutos, y la siguiente diez, después te será fácil recordar y ser el mejor de tu clase , mientras más practicas, más vas a lograr, de la misma manera funcionan la creatividad y los sueños, es tan triste encontrarse con personas que tienen una forma de pensar sobre ellas mismas tan negativa, que a veces llegas a creerles todo lo malo que hablan de ellas mismas, en serio, y ese es uno de los problemas principales de las personas, la poca confianza que tienen en si mismos y en el potencial que Dios les ha dado, por ejemplo, en cosas tan sencillas como una competencia en la escuela, sabes que eres capaz de realizar cierto deporte, y en tu imaginación y sueños te ves ganando premios y juegos, pero en la realidad ves a tus contrincantes y de pronto te sientes pequeño, haces un doble juego de imaginación y te ves perdiendo ese partido o torneo tan importante que tienes enfrente, porque estas "creyendo" que el otro es mejor que tù. Y tú sigues diciéndote que no tienes posibilidades de ganar.

Esos son ejemplos clásicos y tristes que suceden frecuentemente en las olimpiadas o competencias entre países, desgraciadamente hay pueblos enteros y países que han ido creciendo con una mentalidad de "no puedo", y por más que nos preparamos para determinada acción, no logramos superar esa debilidad, está en la mente muy bien puesta la etiqueta de :"los otros son mejores" en todos los aspectos de nuestra vida, incluyendo la personal, y te puedes dar cuenta casi siempre en ese tipo de competencias deportivas, terminamos conformados con lo que de antemano creímos y vimos en nuestra propia realidad, de antemano soñamos con el fracaso.


Te puedes dar cuenta cuando entrevistan a un jugador antes del enfrentamiento, fácilmente puedes percibir la idea de quien será el que lleve mayores posibilidades de ganar, uno es el que en tono nervioso y esquivando la mirada de la cámara de televisión tristemente dice:
“Bueno, pues, vamos a hacer todo lo que este de nuestra parte y nuestro mejor esfuerzo, pero es que ellos están mejor preparados y tienen más experiencia que nosotros, no hemos tenido todo el apoyo, etc”... ¿qué pasa entonces?, pues claro, la primera competencia en su mente ya la lleva perdida, su fe en el fracaso esta trabajando y en cuando lleve unos minutos la competencia, la realidad estará confirmando su sueño previo.

En cambio, el otro competidor, desde antes lleva su mente fija en el triunfo, se esta visualizado como ganador y simplemente dice: "voy a ganar", y así es, el que tiene mayores probabilidades de ser campeón es el que se pudo ver como tal desde antes.
Ahora me acuerdo cuando estaba en el primer año de la escuela preparatoria, desgraciadamente nunca practique constantemente un deporte de hecho cuando tenia diez años jugué una temporada de futból americano, pero con decirte que en el primer partido no sabía que era ofensiva ni defensiva y yo estaba de “ala abierta” , en fin, bueno, pues por lo mismo era bastante malo al tener contacto con alguna pelota, balón o cosa que se la pareciera, sin embargo, me gustaba el hecho de divertirme y hacer bromas en los juegos, a veces eso llamaba mas la atención de las niñas que por ser un excelente jugador (consejo extra).

Cinco amigos y yo formamos un equipo de "Voleibol" de esos informales para jugar entre los descansos a mitad de clases, no se usaban nombres, sin embargo como mis compañeros eran casi tan malos o peores que yo para jugar, de pronto nos conocían como el "anti-Voly",ya que al pegarle al balón mas bien parecía que estábamos tratando de romper una piñata con los ojos cerrados o algo así; y como es normal en cualquier escuela, también estaba el equipo de los “atletas”, los buenos jugadores, de hecho eran dos tipos muy altos y los otros cuatro de esos que toda la escuela los conoce, y jugaban muy bien, eran los que les ganaban a todos, de hecho siempre nos ganaban, pero hubo un tiempo en el que se organizo un torneo en el cual obviamente "el antivoly" quiso participar, no importaba que se rieran de nosotros, de hecho nos gustaba a tal grado que yo había hecho unas calcomanías con nuestro logotipo, así que éramos conocidos por malos jugadores, sin embargo, dentro de nosotros estaba el sueño de ganar, ¿por qué no? ya que el castigo para el equipo perdedor era ponerse de espaldas en la pared y ser" fusilados" disparando una patada con el mismo balón del juego por cada uno del equipo ganador, estábamos todos muy motivados pensando , imaginando y soñado como Íbamos a patear para "fusilar" a esos tipos, creo que era tanto el deseo de ver hecho ese sueño, que jugamos como nunca, o mejor dicho como siempre, pero algo hizo que llegáramos a la final contra ese equipo "invencible", cuando vieron que jugarían contra nosotros se rieron, pero dentro de mi me sentía como ese pequeño Daniel frente al gigante Goliat, (que bíblico me escuche ¿verdad?) aunque en realidad eran mucho mas altos que nosotros, se reían mientras iban haciendo puntos, se jactaban de lo buenos que eran para jugar y en mi mente solo estaba el sueño de ganarles, y llegaba a mi recuerdo ese versículo de la Biblia que dice en Proverbios 16:18:
"antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez del espíritu"...
Bueno, no sé si se debía aplicar ahí, pero sabia que iban a perder, estaban muy “altivos” yo lo creía y lo habíamos visto en nuestros sueños, así que solo era cuestión de esforzarnos un poco mas y verlo hecho realidad, y así fue, lo ˙nico que podía hacer bien, eran los "saques" y no se de donde me aparecieron esos efectos, pero lo cierto es que ahora los que parecían que buscaban la piñata eran ellos, parecía de película, en serio, el partido se empato y con el golpe certero de “Wong”, por que así era el apellido de mi amigo japonés, ganamos en muerte súbita a esos fanfarrones.

Pocas veces he sentido el sabor de la victoria tan rico como esa vez, y no sólo fue triunfo nuestro sino de todos los demás equipos que habían perdido con ellos, y a pesar de que en nuestros "disparos" con la pelota al “fusilarlos” no atinamos más que uno, el simple hecho de verlos ahí, fue un gusto increíble.


Bueno, pero con esto no trato de decir que debemos "fusilar" a la gente, sino simplemente es un ejemplo de como en cosas tan pequeñas como esas podemos ejercitar nuestra fe, nuestros sueños de ver las cosas que quisiéramos que sucedieran, esa maquinaria tan impresionante creada por Dios y que se llama cuerpo, es dirigida en gran parte por nuestro cerebro, y la información que introducimos en el va a ser la que guíe a todo lo demás, si decimos que podemos las posibilidades de lograrlo van a ser muy grandes y si decimos que no podemos tendremos muchas posibilidades de fallar, tampoco estoy tratando de decir que debemos de repetir como pericos: “Si puedo, si puedo, si puedo”, tampoco somos robots computarizados que nos podemos introducir un disquete con las acciones que queremos realizar, y automáticamente se harán, no, pero si influye mucho lo que creemos de nosotros mismos, tenemos que "creer" lo que decimos y en el "creer" esta el hacer.
Pablo hablaba a Santiago en su epístola, sobre el poder de la lengua, si quieres después puedes buscarlo en el capitulo 3 de esa epístola, él le hablaba acerca de la importancia que tiene un miembro tan pequeño como la lengua, con el que podemos bendecir o maldecir a alguien, dar vida o muerte a algo, y esto es tan importante, ya que cuantas veces damos muerte a los sueños nosotros mismos, ¿recuerdas cuando tus papas te decían que aunque era difícil la materia de matemáticas, tu podías aprobarla con buenas calificaciones?, ese era el sueño de tus padres, sin embrago tu les contestabas muy triste: "es que no puedo aprobarla", en ese momento estabas con tu lengua "matando" el sueño, y en la realidad que venia adelante tus calificaciones fueron reprobadas, y de esa manera le confirmaste a tus padres, "ya ven?, se los dije, iba a reprobar" Claro!! Si de antemano lo querías.

¿Te das cuenta de lo que decía Pablo?, el poder tan grande de la lengua cuando llega conectada del cerebro aunque muchas veces venga de una parte inconsciente.

Piensa en la mamá que esta tratando de llamarle la atención a su pequeño hijo, ¿qué es lo que le dice?, "no estés sabiéndote al árbol porque te vas a caer", (¿te vas a ...qué?) y ¿que pasa en menos de cinco minutos; claro, el niño se cayo,¿por qué?, porque el poder de la visualización y la creencia de lo que puede suceder es real, la mama lo creyó porque estaba segura que podía pasar ya que sus años de experiencia le habían enseñado que hay peligro al subirse a un árbol, a pesar de que no todos los niños que se suben a los árboles se caen, pero fue una advertencia a la que el niño sin desearlo se imagino lo que podía pasar si se caía, y tal vez mientras su mente se distrajo pensando en lo que podía pasar, fue el momento en el que se hizo realidad. La madre habló creyendo lo que podía suceder.

Si tú hubieras creído que ibas a aprobar la materia y hubieras hecho el esfuerzo por lograrlo, con una actitud positiva, probablemente el porcentaje de posibilidades de aprobar hubiese sido mucho mejor.
La gente que aprende a soñar es la gente que ha aprendido que lo que puede creer puede existir, lo que puede estar en la mente de alguien, puede llegar a estar en la realidad. No se deja asustar por las negativas de los demás, por las burlas, la envidia o la falta de fe de quienes lo rodean.

Muchas de las cosas que queremos y no logramos es por estar pensando constantemente en el lado negativo, en el fracaso, si de verdad tienes un sueño y quieres verlo hecho realidad, simplemente traza metas, fíjate un objetivo al que quieras llegar, para empezar, no pienses en el final de tu sueño, sino en el principio, en el primer escalón que debes de subir para llegar a tener el éxito, enfócate paso a paso y determina lo que quieres hacer.

Cada pequeño escalón que subas te va a llevar al siguiente, cada pequeño éxito al otro, pero recuerda que para ir de un punto a otro, debes de ser constante y perseverante.
Sueña cada vez en que lugar quieres estar después de haber alcanzado tu anterior sueño, concentra tu potencial en Dios y confía en que El te guiara para lograr tu objetivo.

La mayoría de la veces que queremos llegar a un objetivo, no sabemos por donde caminar para llegar, y perdemos tiempo tratando de encontrar ese camino, en ocasiones desgastamos muchas de nuestras fuerzas por encontrarlo solos, y aunque a veces lo logramos, siempre es mas fácil preguntar a quienes ya han caminado por ahí o tienen experiencias parecidas, nunca tengas miedo a preguntar por donde ir, aprende a observar e identifícate con alguna persona que creas que te puede guiar, los padres siempre tienen un buen consejo para nosotros, no en vano son nuestros padres y han experimentado más cosas que nosotros, han ganado y han perdido, pero sobre todo, han aprendido y ese aprendizaje es el que nos van a transmitir, pregunta siempre con confianza, si no a ellos, a alguna otra persona en la que confíes, un escalón de los principales es el dejar atrás el miedo de decir, “eso no lo sé, por favor enséñame” la mayoría de las veces vamos a encontrar una buena respuesta, y no vamos a perder tanto tiempo ni ánimo en lo que queremos.

Aunque siempre habrá posibilidades de fracasar en algún intento, nunca estés pensando demasiado tiempo en esas consecuencias que podrías tener si algo va mal, piensa en el éxito, sueña en el éxito, no en el fracaso, recuerda al deportista, piensa en ganar, no en perder. Muchas personas se quedan inmóviles por el miedo de fracasar, y dejan las cosas a la mitad, es más fuerte el miedo a que alguien más los vea fracasar que la motivación de pensar en el èxito que tendrán.

Si de verdad quieres hacer algo importante en la vida, si quieres dejar el lugar del mediocre para ser el que tenga éxito, tienes que decidirlo, la decisión es vital , tú eres como un cartucho de dinamita, tienes todo el potencial de estallar, los químicos necesarios para que al hacer contacto con le fuego explote, tienes la mecha lista para ser detonada, pero mientras no enciendas ese fuego, podrás quedarte por siempre sin hacer siquiera un tronido pequeño, la acción y decisión de encender esa mecha es la que va a llevarte a hacer lo que quieres hacer, necesitas ser agresivo y dejar el temor, y con agresivo no me refiero a que te pongas a pelear con todo el que se te ponga enfrente, sino agresivo en el sentido de combatir ante las negativas de la vida, a llenarte de valor hacia todo lo que venga, con una actitud pasiva no vas a lograr nada, necesitas tener la energía suficiente para ponerte de pie y salir a alcanzar lo que quieres.


El miedo es un obstáculo muy grande, para cierta gente, para otros puede ser una motivación, la motivación de vencerlo.
Si lo ves no como un obstáculo sino como una oportunidad de quitarlo de enfrente es cuando puedes crecer y fortalecerte. Aun cuando por alguna circunstancia el resultado no fuera favorable siempre es mejor saber que hiciste lo máximo por vencer y no que tuviste tanto miedo que no te atreviste a intentar.

Y de cada intento surgirá uno nuevo, un “fracaso” no es fracaso hasta que dejas de intentarlo otra vez, toma fuerzas de ello y que sea el combustible para intentar hacerlo mejor la siguiente vez. Si alguna vez llega, acepta el “fracaso”, pero no aceptes dejar de intentarlo otra vez y transformarlo.



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